Miguel, el tiempo ha pasado vertiginosamente, pero queremos dar testimonio de que no te olvidamos, de que todavía vives en nuestros corazones como una evidencia irrevocable.
No hay como olvidarte, permaneces intacto en cada rincón del barrio, en el corazón de los niños, en quehacer cotidiano de tus amigos verdaderos, en los sueños de los que anhelamos un barrio modelo, sin drogas, sin violencia, sin la represión cotidiana de los policías, un barrio donde podamos vivir sin el temor de ser atracados en cualquier esquina, con veinticuatro horas de luz, con agua permanente, con las calles arregladas, un barrio solidario y unido.
El tiempo pasará, pero tu recuerdo permanecerá por siempre más allá de nosotros, es tu obra el argumento que usará la vida para hacer que tu figura se agigante en el tiempo.
Domingo Acevedo
